Hace unos días mi esposo y yo tuvimos un evento en vivo en Facebook para hablar acerca del matrimonio y responder una serie de preguntas que hemos recibido sobre el tema. Por límite de tiempo no pudimos responderlas todas. Además, en Instagram las lectoras también dejaron preguntas sobre lo mismo. Así que no quiero pasarlas por alto, pero es necesario que sepas que no soy consejera de profesión y que una y otra vez recomiendo buscar la sabiduría y ayuda de un consejero/consejera bíblico. También quiero señalar que este espacio es breve y las respuestas no serán exhaustivas, solo un punto de partida.
Muchas de las preguntas recibidas giran alrededor de este tópico: cuando el esposo no es
cristiano.
Antes de responder, quiero decirte que, en gran medida, no sé lo que estás pasando, porque no ha sido mi experiencia. Por otro lado, sí he visto de cerca el dolor en casos similares. No obstante, no voy a responder según la experiencia sino según el consejo que nos brinda la Palabra de Dios. Oro que estas palabras sean de aliento y exhortación a tu vida. Entonces, alguien preguntó lo siguiente:
Llevo 28 de matrimonio, pero convertida 5 años. Mi esposo no es convertido, ¿cómo hago para que venga a los caminos a pesar de mis oraciones, ayunos, y que no sea piedra de tropiezo para nuestros hijos adolescentes? Cada día se me hace más lejano su conversión.
Querida lectora, gracias al Señor que te trajo a sus caminos, que rescató tu vida. ¡Gloria a su nombre! Ahora bien, el hecho de que seamos salvos no es decisión nuestra ni depende de nada que podamos hacer para ganarlo. Eso es absolutamente decisión de Dios y es Él quien nos salva. Mira lo que dice aquí la Palabra:
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados)… Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:6, 8)
La salvación es un regalo, por gracia de Dios. No la podemos ganar, ni para nosotros ni para nadie más. ¿Qué quiero decir entonces con esto? Que está muy bien que ores por la salvación de tu esposo, y te animo a que sigas haciéndolo, pero no con la idea de que depende de la eficacia de tu oración o de tu ayuno. No podemos «torcerle el brazo a Dios». Él es soberano. Pero sí podemos clamar que los ojos del esposo no creyente, o los hijos, sean abiertos a la verdad, sus corazones regenerados, su pecado revelado ante ellos. Nuestro Dios es un Dios de misericordia que anhela que todos vengan al arrepentimiento:
El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. (2 Pedro 3:9)
Sigue orando, orando con fe, orando confiada en el plan de Dios. ¡Y descansa en Él! Puedes recordar también el mensaje de la Palabra en 1 Pedro 3:1-2, la conducta de la esposa creyente puede ser de gran influencia en la vida del esposo que no lo es.
Otra lectora preguntó:
Mi esposo inconverso sale varias veces a la semana a tomar licor. ¿Qué puedo hacer?
Siento mucho que esta sea tu situación e imagino que ya le has dicho cómo te sientes. La verdad es que humanamente no hay mucho que puedas hacer; solo orar con fervor por su salvación, como mencionamos en la respuesta anterior. Nosotras no podemos cambiar el corazón de las personas, eso solo lo hace el Señor a través de la obra de Cristo y la intervención del Espíritu Santo.
Ahora bien, esta conducta puede convertirse en un patrón que lleva al alcoholismo y eso es muy peligroso. Si te congregas en una iglesia que practica la consejería bíblica, te animo a que busques ayuda y consejo de los pastores para navegar la situación.
Una última pregunta por hoy sobre el tema:
¿Qué hacer cuando tienes un esposo que no es cristiano, y te maltrata verbalmente, te dice cosas feas? Nuestra niña le tiene miedo, pero él no entra en razón.
Me rompe en el corazón leer estas palabras. A la distancia, recibe un abrazo. Y te pido que corras a buscar ayuda en tu congregación. Habla con tu pastor y su esposa para que conozcan lo que está sucediendo. El maltrato verbal es la antesala del maltrato físico. Dios nunca estará a favor de algo así porque es abuso. Es necesario también que busques ayuda porque tu hija está en peligro emocional, y en algún momento también pudiera estarlo físicamente. Lamentablemente, este es el tipo de circunstancia que pudiera llevar a una solución drástica, aunque difícil. Insisto en que busques ayuda, ¡y pronto!
Le pido al Señor que estas respuesta sean de ayuda no solo a quienes preguntaron sino también a ti que quizá hoy estás leyendo este artículo y estás en una situación similar. Si no es tu caso, pero sabes de alguien que sí pudiera identificarse, ¿pudieras compartirlo con ella?
Una palabra si eres joven soltera. Luego de leer todo esto, oro que sea de recordatorio a tu corazón de por qué el Señor nos ordena que no nos unamos en matrimonio con no creyentes. Algunas de estas esposas conocieron a Cristo ya casadas, esa situación es diferente. Pero cuando estamos solteras, el llamado es claro, obedecer la Palabra de Dios (2 Corintios 6:14). Como puedes ver, las consecuencias de no hacerlo son tristes y difíciles. El matrimonio no es fácil, incluso entre creyentes (como hablamos hace un par de semanas), pero es muy diferente cuando unimos nuestra vida a alguien que ha sido transformado por la gracia de Dios.
¡Vivamos como Dios lo diseñó!
Wendy
Acabas de leer "Cuando el esposo no es cristiano", ¡te invito a compartirlo!
コメント