Si has estado en algún punto de este planeta azul en 2020, entonces sabes que ha sido un año difícil. Es cierto que no ha sido igual para todos, pero sí creo que podemos estar de acuerdo en que nos ha afectado de una manera u otra. Lo que hemos vivido debido a la pandemia parece, como he dicho antes, un asunto de películas.
Y con todo esto como trasfondo pudiéramos preguntarnos, ¿de verdad podemos dar gracias? ¿De verdad podemos sentir gratitud? Para esto pudiera haber una respuesta muy corta, ¡sí! Pero, como me imagino que eso pueda catalogarse de simplista, voy a correr el riesgo de darte una un poco más larga.
¿Por qué damos gracias a Dios?
En primer lugar, porque Él así lo ordena: Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18) Si te fijas, esa oración comienza con un verbo en modo imperativo, es un mandato: den gracias. Y el mandato además nos llega con una razón, porque es la voluntad de Dios. ¿Y para quién es el mandato? Para ti y para mí que estamos en Cristo. De modo que dar gracias a Dios no es opcional, ni depende de mi estado de ánimo, es algo que en lo que Dios me llama a obedecerle.
En segundo lugar, damos gracias a Dios porque todo lo que tenemos y disfrutamos viene de su mano: «Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación» (Santiago 1:17).
Ahora bien, ¿qué implica la gratitud a Dios? Bueno, implica una actitud de humildad, de reconocimiento de que nuestro Dios es bueno y nada de lo que tenemos merecemos. Es por pura gracia y misericordia. Gratitud es mucho más que «hacer limonada cuando la vida nos da limones», gratitud es reconocer la soberanía de Dios, confiar en su provisión, recordar su fidelidad. Al dar gracias a Dios nos hacemos eco de las palabras del salmista:
Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es Su misericordia.
Díganlo los redimidos del Señor, a quienes ha redimido de la mano del adversario. (Salmos 107:1-2)
Sin embargo, hay momentos en la vida, como 2020, en que se nos hace más difícil vivir con una actitud de agradecimiento a Dios porque nos rodea dolor, dificultad, pérdida, a veces escasez e incluso la muerte. ¿Cómo entonces dar gracias a Dios? Regresemos al pasaje de 1 Tesalonicenses:
Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18)
El Señor nos está diciendo que demos gracias en todo, es decir, en toda circunstancia. La gratitud no es circunstancial, está por encima de estas. La gratitud implica un convencimiento de otra gran verdad de la Escritura, y es que Dios siempre obra para el bien de los suyos: «Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito» (Romanos 8:28).
Esa es la respuesta, cuando realmente entendemos que TODO lo que nos sucede Dios lo usa para nuestro bien, y para sus propósitos. Fíjate que el pasaje no dice que todo lo que sucede es bueno, sino que Dios usa todo para nuestro bien. Hay una gran diferencia entre ambos planteamientos.
Cuando vivimos convencidas de que venga lo que venga, el Señor tiene nuestro bien en mente, porque nos ama sin límites, entonces podemos decir gracias. ¿Y sabes? La gratitud no cambia las circunstancias, cambia el corazón. La gratitud es la memoria del alma, porque nos hace recordar todo aquello en lo que la mano de Dios ha estado presente, incluso sin darnos cuenta.
Y esa es la razón por la que quiero invitarte a participar de este «Desafío a dar gracias 2020». Tal vez, si has formado parte de esta comunidad por unos años, sabes que lo hemos realizado en otras oportunidades. Sin embargo, creo que este año lo necesitamos más que nunca. Necesitamos enfocar los ojos de nuestro corazón en la bondad de Dios. Sí, 2020 ha sido difícil, ¡pero Dios sigue siendo bueno! Sigue siendo misericordioso, sigue perdonando, sigue salvando, sigue dando gracia, sigue escuchando nuestras oraciones, sigue secando lágrimas, sigue siendo nuestra esperanza y refugio, sigue siendo nuestro consuelo, ¡Dios sigue siendo y será siempre bueno!
La gratitud requiere intencionalidad, de eso trata el Desafío. ¿Cómo lo haremos?
Cada lunes de noviembre recibirás un artículo relacionado con el tema de dar gracias. Además, hay algo muy especial. Cada entrega llegará con arte descargable, de diferentes tipos. Mi querida amiga Aixa de López ha tenido la bondad de diseñar para nosotras un registro de gratitud que puedes imprimir y colocar en la puerta del refrigerador, en una oficina, en tu habitación, ¡donde quieras! (lo encuentras al final del artículo). De hecho, puedes imprimir varios y regalarlos e invitar a otras amigas y familiares a que te acompañen en esta trayectoria. También encontrarás tarjetas que puedes imprimir con versículos bíblicos para memorizar.
Tendremos tres eventos en vivo a través de Instagram Live. Cada evento tendrá la participación de una invitada especial: Aixa de López, Paty Namnún y Besty Gómez. Más adelante recibirás la información de fecha y horarios.
Entonces, ¿te animas a participar? Espero que sí. El Señor usó este pasaje hace años para hablar a mi corazón, que batallaba con ingratitud, y oro que lo use también en tu vida: «Quien me ofrece su gratitud, me honra» (Salmos 50:23). Escojamos la gratitud, apoyadas en la gracia de Dios. Este 2020 no fue casualidad, estaba escrito en el plan de Dios, y por lo vivido, y en el día a día, también podemos dar gracias.
Bendiciones,
Wendy
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