Dentro de unos días otra vez el mundo estará en ascuas, esperando el resultado de las elecciones en los Estados Unidos. Muchos cristianos aquí estamos estamos orando, intercediendo, porque la división es como nunca antes, y también porque hay demasiado en juego. Los candidatos continúan con sus campañas. La prensa persigue cada evento. Y, sin dudas, las redes sociales nos inundan con información a favor y en contra de ambos candidatos. Es prácticamente imposible ignorar la tensión política. Hoy estamos en incertidumbre en cuanto a los resultados.
Sin embargo, Dios ya sabe lo que va a suceder. Y su Palabra, como siempre, es relevante, no importa que haya sido escrita hace muchos siglos.
"Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas." Romanos 13:1
¡Dios gobierna las naciones! ¿Lo ves? Nosotros vamos a las urnas electorales, en unos países con más democracia y veracidad que en otros, pero igual tratamos de que el gobernante de turno sea de nuestro agrado, creyendo que tal vez así nuestros países tengan un futuro mejor. No obstante, al final, quien gobierna las naciones es Dios. No estamos abandonados a la "suerte" ni a las elecciones, Él es quien gobierna sobre todo y todos. Esa es su providencia.
"Porque del Señor es el reino, y Él gobierna las naciones." Salmos 22:28
Ahora, tal vez te preguntes, ¿cómo se traduce eso cuando los gobernantes hacen todo lo contrario a lo que la Palabra de Dios dice? Pues de esta manera: no hay gobernante que esté fuera del control de Dios, porque Él es soberano y todo obra para sus propósitos.
"Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place." Proverbios 21:1
¿Por qué entonces tenemos gobiernos injustos y muchas veces malvados? Porque vivimos en un mundo caído. A partir del momento en que el pecado entró, la justicia y el derecho quedaron manchados. Sin embargo, no estamos desamparados, como dijimos antes. Tenemos la promesa de Cristo de estar con nosotros hasta el mismo fin.
¿Qué podemos hacer entonces? Recordar y hacer lo que nos dice la Palabra, orar por los gobernantes y autoridades:
"Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad." (1 Timoteo 2:1-2)
Además, ser ciudadanos responsables. Hagamos nuestra parte. Si podemos votar, votemos. Si podemos marcar la diferencia en nuestra comunidad de alguna manera, hagámoslo. Está claro que los gobiernos de este mundo no tienen respuesta para la mayoría de los problemas, pero nosotros podemos dar la respuesta: Cristo. Como parte de la iglesia no olvidemos que al final esa es nuestra misión: proclamar el evangelio, bajo un gobierno u otro. (Si quieres leer algo sobre este tema, haz clic aquí.)
Finalmente, pase lo que pase, quienes formamos parte de su pueblo, tenemos que recordar otra verdad que nos sostendrá en estos tiempos donde todo parece estar al revés: aquí somos extranjeros y peregrinos. Nuestra verdadera nacionalidad es la de otro reino, donde Cristo gobierna y no necesitamos elecciones. Este mundo no es nuestro hogar, y no podemos poner nuestra esperanza en un gobierno terrenal porque quedaremos defraudadados y, sobre todo, porque el único objeto de nuestra esperanza debe ser Dios. Él es quien sostiene nuestras vidas, quien nos da la provisión, quien tiene el control de nuestro futuro.
Amiga lectora, que estas elecciones no se conviertan en un ídolo de esperanza falsa. Ni tampoco nos quiten el sueño o intenten robarnos la paz. ¡Cristo es el Rey supremo, y un día regresará para establecer su reino y dominio para siempre... pase lo que pase!
Oremos por nuestras naciones,
Wendy
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